Xàtiva
Xàtiva, conocida como la ciudad de las mil fuentes, es la capital de la comarca de la Costera. Está situada entre la cuenca del río Albaida y su afluente el río Cànyoles. Su término incluye las pedanías de la Torre de Lloris, Annauir y Sorió.
Bajo la sierra Vernissa y coronada por su magnífico Castillo se localiza su histórico y monumental casco urbano. Xàtiva ha jugado un papel fundamental en la historia de la comarca, ya que fue sede episcopal en época visigoda, vivió una etapa de esplendor durante la dominación musulmana y tras la conquista cristiana se convirtió en la segunda ciudad del reino.
Sus calles han sido testigo de importantes y dramáticos acontecimientos, como el ocurrido durante la guerra de Sucesión española, donde Felipe V ordenó incendiar y arrasar la ciudad por su fidelidad a los Austrias, cambiando incluso su nombre por el de San Felipe, hecho que ha quedado grabado en la memoria de los setabenses, conocidos desde entonces como socarrats, que se traduce como quemados o achicharrados. Como venganza simbólica de un pueblo, el retrato de Felipe V ubicado al Museo de Bellas Artes, se encuentra cabeza abajo desde mediados del siglo XX.
El patrimonio cultural de Xàtiva es inmenso. El Bellveret o la costa del castillo fue en otro tiempo el espacio de la Xàtiva íbera, romana, visigoda, árabe y cristiana. Un espacio abierto que invita a visitar con tranquilidad lugares como las ermitas de Sant Josep y de Sant Feliu, una de las más antiguas del Reino de València. El núcleo antiguo de Xàtiva fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1982. Es de obligada visita el Hospital Real, un icono de la arquitectura civil valenciana del siglo XVI donde se localiza el espacio Borja, y la Colegiata Basílica de Santa Maria, conocida popularmente como La Seu y ubicada muy cerca del antiguo convento dominico de San Domènec.
El epicentro de la ciudad medieval se encuentra en la plaza de la Trinidad, rodeada de edificios históricos como el Palacio de Alarcón del siglo XVIII, el Convento de la Trinidad de siglo XIV y el Real Monasterio de Santa Clara fundado en el siglo XIV, donde Beatriz de Borja ocupó el cargo de abadesa. En la calle Moncada la nobleza edificó sus palacios y todavía hoy se conservan sus portadas de piedra, escudos heráldicos y balcones de forja y cerámica. La iglesia de Sant Francesc es de estilo gótico cisterciense y fue panteón de las familias más ilustres, como los Borja.
Podemos profundizar en la historia de la ciudad visitando sus interesantes museos: el Museo de Bellas Artes, que cuenta con una de las colecciones pictóricas públicas más importantes de la Comunidad Valenciana, con obras de Ribera, Goya, Vicente López, Santiago Rusiñol, Benlliure y Antoni Miró, entre otros muchos; el Museo de la Colegiata, con una colección importante de arte sacro y destacadas muestras de orfebrería relacionadas con la liturgia y los Borja; y el Museo del Almodí, donde se exponen piezas que van desde los primeros vestigios del Paleolítico hasta los tiempos en que pertenecía a las tierras de Al-Àndalus.
Uno de los principales reclamos turísticos es el Castell, una doble fortaleza de raíces íberas y romanas que se erige como uno de los monumentos más visitados de la Comunidad Valenciana. Ya tuvo protagonismo durante las campañas de Aníbal y en el periodo de Al-Àndalus. Más tarde consolidó su importancia en tiempo del Reino de València, en las guerras contra Castilla, en las de Germanías y en la de Sucesión, así como también fue presidio de ilustres condenados.
