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Tresors de l'interior
la costera

Tesoros del interior

En el libro ‘Passejant per la Costera’, el escritor Toni Cucarella decía que esta es una comarca amurallada, cerrada por los designios de la naturaleza, por las montañas que rodean este territorio de un poco más de 500 kilómetros cuadrados y que le otorgan su particular fisonomía. Una comarca diversa que es la suma de tres comarcas naturales: l’Horta de Xàtiva, la Costera de Ranes y el Valle de Montesa.

Es esta orografía la que hace que la Costera se comunique con el exterior a través de los puertos: con la Valldigna por el Puerto de Simat, con la Ribera por el puerto de Càrcer, con Castilla por el puerto de Almansa, y con la Vall d’Albaida por el puerto de Ollería. Territorio de paso, donde empieza la huerta y acaba el secano, cantaba Raimon en “Yo vengo de un silencio”.

Una comarca protegida por atalayas como el Puig, el Castillo de Xàtiva, Santa Anna, la “serreta” de Torrella, el Alto de la Carrasposa o el Castillo de Montesa. Tierra de sierras y cordilleras que preservan todavía paisajes y parajes sorprendentes. Una comarca atravesada por ríos, bañada por fuentes, y bendecida generosamente con los frutos que proporcionan una tierra rica y un clima benigno.

Atributos que explican que tantos pueblos y civilizaciones se asentaran, desde los neandertales que habitaron la Cova Negra, pasando por los íberos, que dejaron importantes huellas en les Alcusses de Moixent. Tierras sometidas también por el imperio romano durante siglos y por los pobladores islámicos que domaron la huerta a través de una insuperable red de acequias. Vergel de aromas frutales que conviven en la Costera con el bello paisaje de secano dominado por la viña. Lugares de una belleza cautivadora.

Espacio de piedras, rincones y monumentos que nos hablan de prisioneros legendarios, de reyes míticos y de órdenes religiosas místicas. De relatos épicos, historias de intrigas y poder y episodios de infamia. Pasear por la Costera, visitar sus pueblos, es encontrarse de cara con un pasado histórico rico y diverso que se ha sabido conservar y transmitir.

Contrastes y riquezas naturales y patrimoniales que cuesta abrazar con una sola mirada. Caminos e historias que nos llevan a otros caminos y otras historias. Tierra espléndida y bella de montañas y valles que hacen resonar un eco milenario. La sinfonía de voces que nos conecta con las raíces.

Xàvier Aliaga

 

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