Su ubicación, alejada de importantes cauces de comunicación, hacen de la Granja de la Costera un lugar muy tranquilo. El pueblo se encuentra sobre una llanura natural rodeada de campos de cultivo. Sus tierras se dedican primordialmente a los cultivos fructícolas de regadío, principalmente la naranja.

Fue una alquería morisca posteriormente repoblada. Entre su patrimonio municipal destaca la iglesia parroquial dedicada a San Francisco de Asís del siglo XVIII. Se edificó utilizando materiales de las ruinas del castillo de Montesa, devastado por el terremoto de 1748. Aunque fue destruida durante la guerra civil, todavía se conservan algunos elementos de los retablos barrocos.