La Ruta de los Iberos y la Cultura del Vino

En la Costera tenemos un patrimonio arqueológico ibérico más que notable, con yacimientos visitables como la Bastida de les Alcusses, y de la otra una arraigada cultura del vino, base de unos paisajes y entornos maravillosos que pueden disfrutarse visualmente al tiempo que se prueban en forma de vino.

La Ruta de los Iberos y la Cultura del Vino

En la Costera tenemos un patrimonio arqueológico ibérico más que notable, con yacimientos visitables como la Bastida de les Alcusses, y también poseemos una arraigada cultura del vino, base de unos paisajes y entornos maravillosos que pueden disfrutarse visualmente al tiempo que se prueban en forma de vino.

De Saiti a Xàtiva

De la Saiti Ibérica sabemos muy poco. Por un lado, tenemos las fuentes de los autores clásicos que la presentan como una poderosa ciudad del pueblo ibérico de los contestanos, centro de un extenso territorio. Por otro lado, tenemos los estudios arqueológicos que nos muestran Saiti como un oppida -una ciudad fortificada- con un castro -fortificación- situado en lo que actualmente sería el Castillo Menor de Xàtiva.

De Saiti se han encontrado restos dispersos por toda la ciudad. A pesar de que las sucesivas construcciones de otras épocas hacen difícil averiguar cuál sería su extensión y la forma de sus calles y urbanismo.

EL JOVEN DE LOS PENDIENTES

En el Museo del Almodí se conserva esta cabeza de una escultura ibérica del siglo IV a.C. En su estilo se observan influencias del arte griego de la época. El busto representa un chico joven con pendientes, una costumbre poca extendida en la época.

UNA CIUDAD CON MONEDA PROPIA

Saiti a finales del siglo III a.C. acuñó didracmes, dracmas y hemidracmes de leyenda Saitabietar. A mediados de siglo II a.C. ases, semi ases, cuadrantes y sextantes; y a finales del siglo también monedas bilingües con leyenda latina Saetabi.

EL CASTILLO MENOR

El Castell de Xàtiva se divide en dos partes, la de levante es la conocida como Castillo Menor, con cimientos íberos y obra principalmente andalusí, y la de poniente, conocida como Castillo Mayor, es más reciente y con construcciones andalusís y medievales cristianas.
Pese a la importancia de esta fortaleza, los romanos que habían acudido a la península a luchar contra los cartagineses, en la conocida como segunda guerra púnica, conquistaron el territorio contestano y allá por el 210 a.C. se incorporó de manera definitiva a sus dominios. Éste fue el nacimiento de una nueva cultura, la iberoromana, fruto de la influencia e inmigración de colonos que llegó a nuestras tierras. Así Saiti pasó a ser la Saetabis romana de la cual nos hablan numerosas fuentes clásicas.

El Castell de Montesa y la Mola

Montesa se asienta sobre un monte, nexo de unión entre el Valle de Montesa y la Costera de Ranes, dominando así el corredor de comunicación principal hacia el interior peninsular y la Meseta.

Por todo ello, este corredor era aprovechado por un camino íbero que atravesaba la comarca de levante a poniente y que posteriormente fue incorporado al sistema romano de calzadas, integrándose en la Vía Augusta.
No es extraño que, desde la antigüedad, este punto tan importante para la defensa y control del territorio haya sido ocupado. Así, en las inmediaciones de la Cañada se han encontrado varios hallazgos arqueológicos, como por ejemplo cerámicas con decoración geométrica y un caballo de terracota. Aun así, el núcleo principal de población se encontraba en el actual pueblo ocupando el castell y los terrenos que lo bordean. En estos lugares se han encontrado numerosos hallazgos de cerámicas ibéricas que son testigo de esta ocupación. De esta manera el actual castillo, igual que otros de la comarca, tiene un origen como fortificación ibérica sobre el que se han ido asentando otros posteriores.

Yacimientos Íberos

Si Montesa era estratégica para controlar un extremo del corredor que conecta las llanuras valencianas con el interior peninsular, Moixent y la Font de la Figuera lo eran para controlar el otro extremo de este corredor. Así, en la zona se encuentran muchos yacimientos. El más conocido es el de la Bastida de les Alcusses, yacimiento visitable de renombre internacional.

Aunque no son espacios adaptados a la visita, vale la pena visitar otros yacimientos íberos de la comarca para comprender mejor como era el hábitat de esta cultura. Entre los términos de Rotglà i Corberà y Llanera de Ranes se encuentra el yacimiento de la Carraposa, situado sobre un alto desde el cual se domina la bajada del puerto de Càrcer, la Costera de Ranes y l’Horta de Xàtiva. Este yacimiento tiene la particularidad de haberse identificado en él un espacio de culto solar orientado a la observación de solsticios y equinoccios. Del poblado de la Tapadora de l’Alcúdia de Crespins quedan muy pocos restos visibles, pero muy próximas a él encontramos dos cuevas, la Cova dels Sants y la Cova Matjama, que se han identificado también como espacios sagrados o de culto ibérico donde se han encontrado numerosos restos cerámicos y algunos exvotos.

EL SISTEMA DEFENSIVO

El poblado de la Bastida de les Alcusses es un recinto amurallado de 3,5 ha con muros que llegan a tener más de 3 metros de anchura donde era necesaria más defensa. Se añadieron dos torres para aumentar esta capacidad defensiva. Al levante se edificó un segundo recinto de 1,5 ha que no fue finalizado. Se accedía por cuatro puertas, tres en la parte de poniente y otra en la de levante.

EL URBANISMO

El pueblo de les Alcusses se organizaba alrededor de una calle central con calles secundarias perpendiculares y donde se pueden encontrar algunas plazoletas. Las casas tenían varios tamaños, lo que muestra que había ya diferentes clases sociales, encontrándose casas de entre 70 y 150 m². Tenían varias dependencias y algunas contaban con un patio interior.

EL GUERRER DE MOIXENT

El Guerrer de Moixent es una pequeña figura de bronce fundido de 75 mm de estatura. Representa un jinete guerrero íbero montado a caballo y data del siglo IV o V a. C. Fue encontrada el 21 de julio de 1931 por el obrero Vicent Espí en las excavaciones que se llevaban a cabo en la Bastida de les Alcusses. Se considera como uno de los máximos exponentes del arte ibérico y el máximo símbolo de esta cultura en nuestras tierras junto a la Dama de Elche. Se considera que fue un exvoto -ofrenda a las divinidades- asociado a algún lugar de culto o parte de una sepultura.

EL CORRAL DE SAUS

Cuando se habla de Moixent y los íberos se piensa siempre en la Bastida, pero en el término hay otros muchos restos de interés. Entre ellos destacan los restos del Corral de Saus, necrópolis del poblado próximo a Castellar de Baix. Los monumentos funerarios, datados entre los siglos VI y III a. C. contaban con esculturas como por ejemplo damitas, sirenas, figuras femeninas y un bajorrelieve de un jinete. En el yacimiento se han encontrado también numerosas piezas cerámicas, las cuales se pueden admirar en el museo arqueológico de Moixent.

MUSEO ARQUEOLÓGICO DE VALLADA

El museo arqueológico se sitúa en el antiguo depósito de grano público que data del 1789. Los materiales arqueológicos conservados comprenden una amplia cronología. Proceden de varios yacimientos, fundamentalmente de la excavación que se realizó en el yacimiento de la Cova Santa, o las llevadas a cabo en la partida de Els Horts. También hay que mencionar muchas piezas encontradas en la Cova dels Mosseguellos, la Cova del Cavall y el Castell.

La tierra de los íberos y el vino

Los Íberos fueron los primeros productores y consumidores de vino de nuestras tierras. Es por eso que, en los Villares (Caudete de las Fuentes) se han encontrado estructuras del siglo V a. C., las primeras en la Península Ibérica, que muestran que por Requena, los Edetanos -un pueblo vecino de los Contestanos- ya se dedicaban de manera muy seria a la producción de vino. Un arte que fue perfeccionado por todos los pueblos y culturas que han habitado nuestras tierras posteriormente: romanos, visigodos, andalusís y repobladores cristianos mantuvieron, mejoraron y ampliaron las viñas que recibieron de sus antepasados. Por el poniente de la comarca mantenemos una arraigada cultura del vino. Una cultura que es la base de unos paisajes y entornos maravillosos que pueden disfrutarse visualmente al tiempo que se prueban en forma de vino.

LAS BODEGAS DEL PONIENTE DE LA COSTERA

Son bodegas reconocidas internacionalmente por crítica y público y se han ganado de forma merecida fama por la calidad del vino que producen. Una de las bodegas más singulares es la de Celler de Roure, donde podemos disfrutar de la Bodega Fonda, una construcción que data del siglo XVII.

MUSEO HISTÓRICO Y ETNOLÓGICO DE LA FONT DE LA FIGUERA

Este museo, que se encuentra en una antigua bodega rehabilitada del siglo XVIII, que se conocía como la de les Maseretes, nos muestra cómo se elaboraba y comercializaba tradicionalmente el vino en nuestra comarca. En el museo podemos encontrar otros espacios, como los dedicados a la vivienda tradicional.